Gracias por ser afortunadamente bendecido por ti,
por haber corregido mis pasos como un padre amoroso que corrige al hijo rebelde.
Yo te doy las gracias por haberme dejado sufrir por mis errores. Por haberme dado la mano cuando estaba vencido había caído, por esos tus brazos llenos de amor que me envolvieron mostrándome tu perdón.
Por esos tus ojos llenos de amor, libres de reproches, señor.
Por creer y confiar de nuevo en mi.
Gracias por estar ahí, en ese momento de dolor, de soledad y tristeza,
por ser mi padre y mi gran amigo,
por ser mi luz en medio de la oscuridad.
MLAU
Ángel apasionado
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