sábado, 1 de marzo de 2014



Gracias, Jesús, por tus palabras.
No se pierden en el aire, no se vacían con el tiempo,
son herencia, testamento vivo,
guardado en el corazón de los creyentes.

Palabra crucificada, te hiciste silencio y grito,
te hiciste perdón y regalo,
te hiciste misericordia infinita,
te hiciste interrogante angustioso,
te hiciste paz victoriosa y abandono.

Háblame, Jesús, Palabra,
límpiame y enciéndeme con tu Palabra,
aliméntame y fecúndame con tu Palabra,
enamórame con tu Palabra,
Hazme eco de tu Palabra.

Amén.

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